Heber Chase Kimball

(1801-1868)
Heber Chase Kimball
Menciones: Testimonio de los Doce Apóstoles DyC 124:129

Por Susan Easton Black

A los 19 años, Heber dejó el hogar de sus padres para ir en busca de fortuna. “Me encontré a mi mismo en el mundo real, sin un solo amigo”, escribió. Después de semanas de sentir hambre debido a la “falta de comida y al confort de la vida”, Heber se instaló en Mendon, Nueva York, y aprendió el oficio de alfarero[1]. En la noche del 27 de septiembre de 1827, Heber, su esposa y sus vecinos vieron en el cielo oscuro a un ejército que se encontraba en combate. Más tarde, en víspera de ese septiembre, Heber se enteró de que el profeta José Smith recibió las planchas por medio del ángel Moroni.

Heber y su familia fueron bautizados miembros de la Iglesia de Cristo y se reunieron con los Santos en Kirtland, Ohio. Heber fue llamado al Cuórum de los Doce Apóstoles en Kirtland. El 4 de junio de 1837, el profeta José le dijo: “Hermano Heber, el Espíritu del Señor me ha susurrado: ‘Que mi siervo Heber vaya a Inglaterra y proclame el Evangelio y abra la puerta de la salvación para esa nación’”. Heber “[sintió] la determinación de ir a toda costa”[2]. Hizo su trayecto desde Ohio hasta el puerto de Nueva York, en donde abordó el Garrick, el cual tenía como destino Liverpool. Cuando el Garrick ancló en las afueras de Liverpool, Heber fue transferido a un bote pequeño. “Cuando nos encontrábamos a seis o siete pies del muelle, salté a la costa”, escribió. “Por primera vez en mi vida me encontraba parado en suelo británico, entre extraños. Puse mi confianza en Dios, creyendo en que Él me ayudaría a publicar la verdad, me daría declaraciones y sería una ayuda presente en tiempos de necesidad”[3].

Heber tuvo un gran éxito al compartir el mensaje de la Restauración. Por ejemplo, después de predicar en una asamblea en Chatburn, Inglaterra, escribió: “Sentí que alguien tiraba de mi abrigo y exclamaba: ‘Maestro, Maestro’. Me volví y les pregunté qué deseaban. La Sra. Elizabeth Partington dijo: ‘Por favor señor, ¿me bautizaría?’ ‘¿Y a mí?’ ‘¿Y a mí?’ exclamaron una docena más de voces. Por consiguiente, me sumergí en el agua y bauticé a veinticinco personas”[4].

Después de regresar a los Estados Unidos, Heber y su familia residieron en Far West, Misuri, en donde se reunió con amigos, “algunos de los cuales estaban tan contentos de verse que se les llenaron los ojos de lágrimas cuando les tomó de la mano”. Heber viajó desde Far West hasta a Iowa. En 1840 sirvió en una segunda misión en Inglaterra. Su testimonio no se redujo en 1844 con el martirio del profeta José Smith. Sabía que los Doce tenían “las llaves para abrir la autoridad de [el] reino [de Dios] en los cuatro ángulos de la tierra” (DyC 124:128). Siguió adelante, incluso cuando tuvo que enfrentar la amenaza del asedio, los rigores del desierto de Iowa y el viaje al gran Valle del Lago Salado.

En diciembre de 1847, Heber fue llamado a ejercer en la Presidencia de la Iglesia. Durante sus décadas restantes, la vida de Heber se encontró conectada inseparablemente con los asentamientos de los Santos de los Últimos Días en la región de las Montañas Rocosas. Se desempeñó como juez presidente y teniente gobernador del gobierno provisional de Deseret. Cuando en octubre de 1867 ocurrió la muerte de su esposa, Heber dijo: “No tardaré mucho en seguirla”. En junio de 1868, ocho meses después, Heber murió. En su funeral, Brigham Young dijo: “Podemos decir verdaderamente que el día en el cual este hombre murió, fue mucho mejor para él que el día en el cual nació. Lo he conocido personalmente por cuarenta y tres años y puedo testificar que ha sido un hombre de verdad, un hombre de benevolencia, un hombre de confianza… El hermano Heber C. Kimball ha sido mi primer consejero durante casi veinticuatro años. Me encuentro alegre de declarar que para mí es un motivo de gran alegría”[5].

[1]Heber C. Kimball, “Synopsis of the History of Heber Chase Kimball”. Millennial Star 26 (23 de julio de 1864), pág. 471.

[2]Orson F. Whitney, Life of Heber C. Kimball, (Salt Lake City: Bookcraft, 1967), pág. 104.

[3]Ibíd, pág. 119.

[4]Ibíd., pág. 171.

[5]Ibíd., págs. 473, 495-496.