Parley P. Pratt

(1807-1857)
Menciones: Testimonio de los Doce Apóstoles DyC 32; 49; 50:37; 52:26; 97:3-5; 103:30, 37; 124:129

Por Susan Easton Black

A Parley le encantaba leer. “Si trabajaba duro, por la mañana tenía un libro en mi mano… Un libro por la noche… un libro para cada momento de ocio que tenía en mi vida”, escribió[1]. En el oeste de Nueva York, un diácono bautista le habló de un nuevo libro: “¡UN LIBRO MUY EXTRAÑO!” Parley leyó el extraño libro (el Libro de Mormón), y escribió: “Leí todo el día; me parecía una molestia comer, pues no sentía deseos de alimentarme; y cuando llegó la noche, me resultaba una molestia acostarme, pues prefería seguir leyendo en lugar de dormir… Estimé el Libro, o la información contenida en él, más que todas las riquezas del mundo”[2].

En septiembre de 1830, Parley fue bautizado por Oliver Cowdery. Un mes después de su bautismo, Parley fue ordenado élder en el sacerdocio de Melquisedec y recibió el llamamiento para ser misionero entre los lamanitas (véase DyC 32:1-2). Junto con sus compañeros, Oliver Cowdery, Peter Whitmer, hijo, y Ziba Peterson, Parley compartió las noticias del Libro de Mormón desde Buffalo hasta Ohio. Sus noticias causaron tanto entusiasmo en la comunidad rural de Kirtland, Ohio, que “[la] gente se agolpaba hacia nosotros de día y de noche, al grado de que no teníamos tiempo para descansar ni para atender nuestros asuntos personales”[3]. Después de bautizar a más de 120 creyentes del Libro de Mormón, Parley y sus compañeros se dirigieron hacia Independence, Misuri. Aunque les predicaron a tres tribus indias: Cattaraugus, Wyandot y Delaware, no hay registro de que estos misioneros bautizaran a algún nativo americano.

Antes de ser llamado en febrero de 1834 para ser oficial de reclutamiento para el Campo de Sión, Parley sirvió en otras misiones para la Iglesia (véase DyC 103:30). La experiencia que más se recuerda acerca de Parley en el campo de Sion fue cuando se encontraba durmiendo durante el día y escuchó una voz fuerte que exclamó: “Parley, es hora de ponerse de pie y emprender el viaje”. Parley le relató el incidente al profeta José Smith, quien le dijo que esa era la voz del “ángel del Señor, quien había ido antes al campamento”[4].

En febrero de 1835, Parley fue ordenado como Apóstol del Señor Jesucristo. En la bendición que se le dio en esa ocasiona Parley, se le pidió al Señor que “aumentara el amor [de Parley] por Dios y por su causa: que aumenta su inteligencia, le comunicara toda esa sabiduría, esa prudencia y ese entendimiento que necesita como ministro de justicia, y para magnificar el apostolado al que es llamado”[5].

Parley magnificó su apostolado sirviendo en misiones en los estados del este y en Canadá, antes de establecerse en Far West, Misuri. Aunque se encontraba con los Santos de los Últimos Días, el 30 de octubre de 1838, en las afueras de la comunidad, fue llevado prisionero por la milicia de Misuri. El Profeta consoló a Parley y a otros prisioneros diciéndoles: “Alégrense hermanos, porque la palabra del Señor llegó hasta a mí anoche y me dijo que nuestra vida sería preservada y que a pesar del sufrimiento por el que pasaríamos durante el cautiverio, ninguno de nosotros perecería”[6].

Parley fue encarcelado en Independence y Richmond, Misuri. Después de una falsa audiencia celebrada Richmond, Parley fue sentenciado a permanecer en Richmond por el presunto delito de asesinato. Parley se preguntó en voz alta: “¿Volveré a estar en libertad algún día?”. En ese momento apareció su esposa, Thankful Pratt, quien había muerto dos años atrás, y le aseguró que él escaparía[7].

El 4 de julio de 1839, el Día de la Independencia de los Estados Unidos, Parley y otros cautivos que eran parte de los Santos de los Últimos Días colgaron una bandera en la ventana de la cárcel, en ella se podía leer la palabra “libertad” escrita en letras grandes. La bandera causó mucha hilaridad en aquellos que no sabían que los prisioneros se encontraban planeando una fuga. Después de lograr dominar al carcelero, los prisioneros se separaron y corrieron en diferentes direcciones. Parley se alegró de estar libre y dijo en voz alta: “Gracias a Dios por esta hora, es la más feliz de mi vida, soy libre, aunque me encuentro perdido en el desierto, y si no puedo ni encontrarme a mí mismo, gracias a Dios, nadie más lo hará”[8].

Después de días de vagar por Misuri, Parley cruzó el río Misisipí para ponerse a salvo en Quincy, Illinois. Fue allí donde vio al profeta José, quien también había escapado de la prisión: “Ninguno de los dos pudo contener las lágrimas mientras nos abrazamos de nuevo, esta vez como hombres libres. Me bendijo con una calidez de simpatía y bondad fraternal que nunca olvidaré”[9].

Parley no era de los que se sentaban y recordaban los errores del pasado. En 1841 estuvo sirviendo en una misión en Inglaterra y publicaba el Millennial Star. Mientras se encontraba cumpliendo otra misión en los Estados Unidos, fue “constreñido por el Espíritu a ir a casa antes de lo planeado”. Mientras viajaba hacia Nauvoo, Illinois, se enteró de la muerte de José y de Hyrum Smith: “Me sentí tan abrumado por el dolor y el poder de las tinieblas que me resultó doloroso conversar o hablar con alguien, e incluso el intentar comer o dormir. Realmente sentí como si hubiera sido mi propia familia la que hubiera muerto, y si a nuestro amado Profeta se le hubiera perdonado la vida, podría haberlo soportado… Había amado a José con una calidez de afecto indescriptible”[10].

Mientras continuaba con su viaje hacia Nauvoo, Parley se preguntó: “¿Cómo podría encontrarme con la anciana y la madre viuda de estos dos mártires? ¿Cómo voy a encontrarme con toda una comunidad abatida por un dolor y una tristeza impronunciable?” Recibió respuesta a sus preguntas por parte del Señor: “¡Levanta la cabeza y regocíjate; porque he aquí mis siervos José y Hyrum están bien!.. Ve y dile a mi gente en Nauvoo que no deberán hacer ningún movimiento en el gobierno de la Iglesia para reorganizar o alterar algo hasta que suceda el regreso del resto del cuórum de los Doce”[11].

Cuando los Doce regresaron a Nauvoo, Parley apoyó el liderazgo de Brigham Young. Ayudó a los que tenían que salir de Nauvoo y viajar al Valle de Lago Salado. Continuó sirviendo en una misión general en el Pacífico, lo cual lo llevó a islas ubicadas en el Océano Pacífico y a Sudamérica. Su misión final fue en los estados del sur. En mayo de 1857, cerca de Van Buren, Arkansas, Parley fue asesinado a la edad de 50 años.

[1] Parley P. Pratt, Autobiography of Parley P. Pratt, ed. Parley P. Pratt, hijo. (Salt Lake City: Deseret Book, 1985), pág. 2.

[2]Ibíd., págs. 20, 2.

[3]Ibíd., pág. 36.

[4]Ibíd. pág. 94.

[5]Ibíd., pág. 97.

[6]Ibíd., pág. 164.

[7]Ibíd., págs. 204-205.

[8]Ibíd., págs. 210-211.

[9]Ibíd., págs. 253-254.

[10]Ibíd., págs. 292-293.

[11]Ibíd., págs. 293-294.