Ziba Peterson

(1810-1849)
Fotografía no disponible
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Menciones: DyC 32; 58:60

Por Susan Easton Black

Para el momento de su bautismo el 18 de abril de 1830, Ziba se encontraba viviendo en Macedon, Nueva York, a unos seis kilómetros de Palmyra.[1] En junio de 1830, durante la primera conferencia de la Iglesia fue ordenado élder, y fue uno de los seis élderes presentes cuando “el Espíritu Santo se derramó sobre [ellos] de manera milagrosa; muchos de [sus] miembros profetizaron, mientras que a otros se les desplegaron los cielos ante su vista”.[2]

En octubre de 1830, el Señor reconoció el deseo de los élderes por conocer Su voluntad “en cuanto a si en esa época debían enviarse élderes a las tribus indias del oeste” (DyC 32: Introducción). Ziba Peterson fue uno de los cuatro élderes que recibieron el llamamiento para servir como misioneros entre los lamanitas. Los otros tres élderes fueron Oliver Cowdery, Parley P. Pratt y Peter Whitmer, hijo (véase DyC 32:1-3).

“Tan pronto como esta revelación fue recibida”, dijo la Madre Smith, “Emma Smith, y otras tantas hermanas, comenzaron con los arreglos para proporcionar la ropa necesaria para aquellos quienes fueron seleccionados para ir a esta misión”[3]. El 17 de octubre de 1830, Ziba y sus compañeros dejaron Fayette, Nueva York, lugar que se convertiría en un viaje de 2400 kilómetros hasta las fronteras de los lamanitas. A lo largo del camino, predicaron a la tribu india Cattaraugus, cerca de Buffalo, Nueva York; a los Wyandots en Sandusky, Ohio, y los que se encontraban establecidos en el área de Kirtland. A ochenta kilómetros al oeste de Kirtland, los misioneros se detuvieron en la casa de Simeon Carter. Cuando una orden judicial en contra de Parley P. Pratt fue entregada en la casa de Carter, se designó a Ziba para que lo acompañara al juzgado más cercano para resolver el problema. Durante la noche en la que se llevó acabo el procedimiento judicial, Parley invitó a Ziba para que le cantara al juez. Ziba cantó el himno “Oh How Happy Are They” (Oh, que felices son). El juez exasperado encarceló a Parley, pero permitió que Ziba se volviera a unir a sus otros compañeros misioneros.

No fue hasta diciembre de 1830 que los misioneros llegaron a donde los lamanitas se encontraban en la frontera occidental de los Estados Unidos. El 8 de abril de 1831, Ziba y su compañero Peter Whitmer, hijo, le predicaron a la tribu india que vivía a orillas del río Misuri. Después, Ziba predicó junto con Oliver Cowdery en el condado de Lafayette, Misuri y en Lone Jack, una comunidad fronteriza localizada en el sureste de Misuri.

El 1 de agosto de 1831 en el condado de Jackson, Misuri, el profeta José Smith recibió una revelación en la que se castigaba a Ziba por tratar de esconder sus pecados: “Quítese a Ziba Peterson lo que le ha sido conferido, y permanezca como miembro de la iglesia, y obre con sus propias manos, junto con los hermanos, hasta que sea suficientemente disciplinado por todos sus pecados; porque no los confiesa, y piensa esconderlos” (DyC 58:60). Tres días después, Ziba confesó sus pecados, “lo cual fue satisfactorio para la Iglesia”, y profesó su testimonio de la Restauración.[4] El 2 de octubre de 1832, fue reordenado como élder por Lyman Wight. En mayo de 1833, Ziba se retiró voluntariamente de la hermandad de la Iglesia. El 25 de junio de 1833, un mes después, fue excomulgado y entregado “a los bofetones de Satanás”.[5]

Ziba no enfrentó persecución religiosa que sucedió en el condado de Jackson. Debido a que había renunciado a su fe, Ziba vivía cómodamente en el condado mientras que sus antiguos amigos eran expulsados de sus hogares y forzados a cruzar el río Misuri. Para mantener a su familia, Ziba trabajó como agricultor, excepto en los meses de invierno. Durante el tiempo de lluvia se dedicaba a ser maestro en una escuela. Para el año de 1840, Ziba se había mudado al condado de Lafayette y se encontraba viviendo en la casa junto a su suegro, Thomas Hooper.

Ocho años después, Ziba y su familia se despidieron de familiares y amigos en Missouri para viajar al norte de California. Su hija Mary recordó las circunstancias de su partida: “Aunque en ese momento solo era una niña pequeña de seis años, la tristeza de esa partida se ha mantenido conmigo durante toda mi vida… El capitán dando órdenes, los conductores atando sus bueyes… Muchos de nuestros familiares viajaron con nosotros por varias horas, retrasando la despedida hasta el último momento”.[6]

En octubre de 1848, Ziba y su familia llegaron a su destino: Dry Diggins, un pueblo minero localizado en el norte de California. Ziba ganó protagonismo entre los mineros y fue elegido alguacil. El periódico Alta California publicó un informe sobre el ahorcamiento de tres malhechores que habían robado seiscientos dólares y que habían amenazado con matar al propietario de una casa de apuestas.[7] Estos ahorcamientos fueron los primeros considerados “legales” en California, y debido a esto Dry Diggins pasó a llamarse “Hangtown”. Ziba murió poco después de los ahorcamientos en 1849 a la edad de 39 años. Su viuda abandonó Hangtown y se mudó a Napa Valley. Compró un lote ubicado en Sonoma perteneciente a Lilburn W. Boggs, el ex gobernador de Misuri.

[1] Véase Irene Johnson y Kahlile Mehr, “The Other Missionary—Ziba Peterson” (n.p., 10 de julio de 1991), pág. 2.

[2] History, 1836-1856, volume A-1 [23 December 1805-30 August 1834], p. 41. Joseph Smith Papers.

[3] Lucy Mack Smith, History, 1845, p. 190. Joseph Smith Papers.

[4]Donald Q. Cannon y Lyndon W. Cook, eds., Far West Record: Minutes of The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints, 1830-1844 (Salt Lake City: Deseret Book, 1983), pág. 9.

[5] Letter to Church leaders in Jackson County, Missouri, June 15, 1833. Joseph Smith Papers.

[6]Marjorie C. Pitts, “The Story of Mary Peterson Clark”, citado en Johnson y Mehr, “The Other Missionary—Ziba Peterson” pág. 10.

[7] Alta California, February 8, 1849.