Emma Hale Smith

(1804-1879)
Emma Hale Smith
Emma Hale Smith
Menciones: DyC 25; 132:51-56

Por Susan Easton Black

Para el profeta José Smith, su esposa Emma era: “[Su] amada Emma, [su] esposa, la esposa de [su] juventud y la escogida de [su] corazón… Al verla otra vez allí… fuerte, firme, resuelta, ¡[su] inquebrantable y amorosa Emma!”[1] Las cartas de José dirigidas a ella hablan sobre amor: “Con gusto caminaría desde aquí descalzo, con la cabeza descubierta y medio desnudo para verte, y lo consideraría un gran placer”[2].

Para los Santos de los Últimos Días, que se encuentran en todo el mundo, Emma es la mujer más famosa de la Iglesia. Ella fue la primera en saber que José recibió por parte del ángel Moroni las planchas de oro. Fue la única mujer que ejerció como escriba para la traducción del Libro de Mormón. Sobre su función como escriba, Emma dijo:

“Mi creencia es que el Libro de Mormón es de autenticidad divina; no tengo la más mínima duda al respecto. Estoy convencida de que ningún hombre habría podido dictar los manuscritos si no hubiese sido inspirado, pues, cuando yo fui escriba [de José], [José] me dictaba hora tras hora; y cuando retomábamos la labor tras las comidas o tras una interrupción, inmediatamente comenzaba donde lo había dejado, sin siquiera ver el manuscrito ni hacer que se le leyese parte alguna de este. Así es como lo hacía usualmente. Habría sido improbable que un hombre instruido pudiera hacer eso; y para alguien con tan poco conocimiento y sin instrucción formal como era él, era básicamente imposible”[3].

Su testimonio acerca del Libro de Mormón y el conocimiento que tenía sobre el llamamiento profético de José la guiaron hacía su bautismo realizado por Oliver Cowdery, el 28 de junio de 1830.  Un mes después de haber ingresado en las aguas bautismales, el profeta José recibió una revelación para Emma en la que se le dijo: “He aquí, tus pecados te son perdonados, y eres una dama elegida a quien he llamado” (DyC 25:3).

Emma se convirtió en madre de once hijos, y crio a cinco hasta que llegaron a la adultez. Con dos bebés en brazos y dos niños que sujetaban su falda, Emma cruzó el río Misisipi, el cual se encontraba congelado, hacia un lugar seguro en Quincy, Illinois, llevaba consigo los documentos de José Smith, en donde se encontraba la nueva traducción de la Biblia. “Solo Dios conoce los pensamientos de mi mente y los sentimientos de mi corazón cuando abandoné nuestra casa y nuestro hogar, y casi todas nuestras posesiones [en Misuri] a excepción de nuestros pequeños hijos”, le escribió Emma a José, cuando fue encarcelado en la cárcel de Liberty[4].

Emma recibió en su hogar a los pobres y a los aclamados, compiló dos himnarios y se convirtió en presidenta de la Sociedad de Socorro Femenina de Nauvoo. Bajo su competente dirección, las mujeres de Nauvoo ministraron las necesidades de los pobres. Gracias a sus esfuerzos caritativos, se deshicieron de las cargas pesadas y entregaron gratuitamente neceseres básicos para que se pudieran mantener con vida.

Emma participó en la obra de las ordenanzas del templo, desempeñándose como representante de los miembros de su familia extendida. Escribió cartas al gobernador de Illinois, en defensa del profeta José, y para reunirse con él viajó alrededor de cincuenta millas hasta Quincy, Illinois. Cuidó de Lucy Mack Smith en su vejez y mantuvo propiedades en Nauvoo, las cuales fueron importantes para la vida de José Smith. Dio un testimonio continuo, incluso a sus setenta y cuatro años, sobre el llamamiento profético de José: “Creo que él era todo lo que profesaba ser”[5]. Emma murió en abril de 1879 a la edad de 74 años, en Nauvoo.

[1] Reflections and Blessings, 16 and 23 August 1842, p. 164. Joseph Smith Papers.

[2] Letter of Joseph Smith to Emma Smith, April 1839. Joseph Smith Papers.

[3]“Last Testimony of Sister Emma”, Saints’ Herald 26, nro. 19 (1° de octubre de 1879), pág. 290.

[4] Letter of Emma Smith to Joseph Smith, March 7, 1839, p. 7. Joseph Smith Papers.

[5]“Last Testimony of Sister Emma”, pág. 290.