Comentario sobre DyC 31

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Encuentre comentarios útiles sobre los versículos que aparecen a continuación para comprender mejor el mensaje de esta revelación.

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Casey Paul Griffiths (académico SUD)

 

Esta es la última de las cuatro revelaciones que recibió José Smith en septiembre de 1830 (véanse DyC 28; 29; 30). En ese momento, Thomas podría haber estado preocupado por mudar a su familia de su hogar en Boston, Massachusetts, al área de Fayette, Nueva York, para estar más cerca de los otros miembros de la Iglesia. En cumplimiento de la promesa del Señor, Thomas llegó a ser un gran misionero de la Iglesia y finalmente fue llamado a servir como el primer Presidente del Cuórum de los Doce Apóstoles en esta dispensación. Hyrum Smith y Janne M. Sjodahl señalaron más tarde: “Ya que Thomas B. Marsh fue fiel, fue un orador elocuente. En el momento de los problemas en el condado de Clay, Misuri, fue elegido miembro de un comité para exponer las quejas de los santos ante las autoridades del estado. En esa ocasión habló de manera tan impresionante que el general Atchison [uno de los peores enemigos de los santos], que estaba presente, derramó lágrimas y los presentes aprobaron resoluciones para ayudar a los santos a encontrar una nueva ubicación”[1].

 

De manera significativa, se exhortó a Thomas: “Declararás las cosas que han sido reveladas a mi siervo José Smith, hijo” (DyC 31:4). Otro comentarista de Doctrina y Convenios ha señalado cómo este mandamiento también se aplica a los miembros de la Iglesia en la actualidad:

 

Esta revelación anuncia la forma en que nosotros, como pueblo, debemos presentar nuestro mensaje al mundo. Aunque es una práctica común entre los miembros de la Iglesia buscar puntos en común con aquellos que profesan la fe en Cristo apelando a la Biblia, la dirección que se da en esta revelación es que declaremos las cosas que han sido reveladas por medio del profeta José Smith. El mensaje de la Restauración se centra en la idea de que no es un terreno común lo que buscamos al compartir el evangelio. No hay nada en común en nuestro mensaje. La forma en que respondemos las preguntas sobre nuestra fe debe ser encontrando la ruta más rápida y directa a través de la Arboleda Sagrada. Ese es nuestro terreno. Es terreno sagrado. Es donde nacen los testimonios y se desvelan las más grandes verdades del cielo.

No proclamamos sacerdocio, llaves, poder, autoridad o doctrinas que no se remonten directamente al cielo. No hemos construido sobre los escombros teológicos del pasado. Todo lo que tenemos, y esto incluye nuestra fe en la Biblia y nuestro entendimiento de ella, nos ha llegado por revelación directa en esta dispensación. Las doctrinas de cualquier otra fuente carecen de autoridad entre los Santos de los Últimos Días. Toda doctrina y autoridad deben venir a través de los canales que el Señor ha ordenado para nuestra dispensación, y ese canal es el sacerdocio y las llaves restauradas al profeta José Smith. (Joseph Fielding McConkie y Craig J. Ostler, Revelations of the Restoration, 2000, 247)

[1] Doctrine and Covenants Commentary, 1951, 165.

(El minuto de Doctrina y Convenios)