Comentario sobre DyC 48

/ Doctrina y Convenios 48 / Comentario

Encuentre comentarios útiles sobre los versículos que aparecen a continuación para comprender mejor el mensaje de esta revelación.

1-3

Casey Paul Griffiths (académico SUD)

 

En esta revelación vemos puesta en práctica una implementación temprana de la ley de consagración. Dado que se esperaba que los santos de los estados del este comenzaran a llegar a Kirtland, el Señor les pidió a los santos que compartieran sus propiedades para ayudar a los necesitados. Uno de los principios básicos de la consagración es que los recursos de un grupo de personas pueden marcar una diferencia mayor que los de un solo individuo o familia. Si bien los actos individuales de caridad son encomiables, la consagración organizada entre los santos puede ayudar a muchas más personas.

 

El élder D. Todd Christofferson enseñó que una de las principales razones por las que “el Salvador obra mediante una iglesia, Su Iglesia; … es lograr cosas necesarias que no pueden lograr las personas ni pequeños grupos. Un claro ejemplo es el de ocuparse de la pobreza. Es cierto que como personas y familias cuidamos de las necesidades físicas de los demás, “[ayudándonos] el uno al otro temporal y espiritualmente, según [nuestras] necesidades y carencias” (Mosíah 18:29). Sin embargo, juntos en la Iglesia, la capacidad de cuidar del pobre y del necesitado se multiplica para cubrir las necesidades en más aspectos, y la esperanza de la autosuficiencia se hace realidad para muchos”[1].

 

[1] “El porqué de la Iglesia”, Conferencia General de octubre de 2015.

(El minuto de Doctrina y Convenios)

4-6

Casey Paul Griffiths (académico SUD)

 

En este momento, la ubicación de la ciudad de Sion no fue revelada. La ubicación se dio unos meses después en Doctrina y Convenios 57:1–2. Sin embargo, el Señor dio a los santos el mandamiento de comenzar a acumular reservas en previsión de los sacrificios necesarios para construir la ciudad. Los santos en ese momento no podrían haber sabido las pruebas que experimentarían mientras trabajaban para edificar Sion y fueron conducidos de un lugar a otro.

 

De manera similar, los profetas y apóstoles de nuestro tiempo han aconsejado a los santos que tengan cuidado con sus gastos y que mantengan una reserva en previsión de necesidades futuras. El élder Joseph B. Wirthlin aconsejó:

 

Durante las épocas prósperas, ahorren para el día de escasez. Muy a menudo, las personas suponen que nunca se van a lesionar, enfermar, quedar sin trabajo ni ver cómo se desvanecen sus inversiones. Para colmo, la gente suele hacer compras basándose en predicciones optimistas sobre lo que esperan que pase el día de mañana. Los prudentes comprenden la importancia de ahorrar hoy para el futuro, cuando haya una necesidad Tienen un seguro adecuado que les servirá en caso de enfermedad o muerte. Donde sea posible, almacenan un surtido de alimentos, agua y otras cosas indispensables. apartan dinero mediante cuentas de ahorros e inversiones. se esmeran diligentemente por reducir lo que deben a los demás y se esfuerzan por librarse de las deudas.

Hermanos y hermanas, los preparativos que hagan hoy podrán en algún día futuro servirles a ustedes del mismo modo que la comida almacenada sirvió a los egipcios y a la familia del padre de José”[1].

[1] “Deudas terrenales y deudas celestiales”, Conferencia General de abril de 2004.

(El minuto de Doctrina y Convenios)