Comentario sobre DyC 80

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Encuentre comentarios útiles sobre los versículos que aparecen a continuación para comprender mejor el mensaje de esta revelación.

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Casey Paul Griffiths (académico SUD)

 

Eden Smith y Stephen Burnett no tuvieron la oportunidad inmediata de predicar juntos. En cambio, dos meses después de que esta revelación fuera dada a Stephen partió a una misión en compañía de John Smith y el padre de Eden. Los dos viajaron al sur de Ohio para predicar a los familiares de John Smith. Stephen y Eden Smith pudieron predicar juntos en agosto de 1832, después de que recuperara la salud el padre de Eden[1].

 

En ese momento, el Señor confió a Stephen Burnett el poder escoger dónde servir, indicando que no importaba a donde fuera “porque no podréis errar” (DyC 80:3). Esta declaración es otra ilustración de la amonestación del Señor de que “no conviene que yo mande en todas las cosas” (DyC 58:26). Incluso algo tan significativo como el lugar donde la obra misional puede dejarse a la sabiduría y buen juicio del receptor en casos especiales. En otras ocasiones, el Señor se involucra profundamente en el llamado misional. El élder Ronald A. Rasband compartió la experiencia de asignar los llamamientos misionales en compañía del presidente Henry B. Eyring:

 

“Primero nos arrodillamos juntos en oración. Recuerdo que el élder Eyring utilizó palabras muy sinceras al pedir al Señor que lo bendijera para saber ‘perfectamente’ a qué lugar se debía asignar a los misioneros. La palabra ‘perfectamente’ indica mucho en cuanto a la fe que el élder Eyring mostró ese día.

Casi al finalizar las asignaciones, apareció la foto de cierto misionero en la pantalla. Tuve una impresión muy fuerte, la más fuerte de toda la mañana, de que ese misionero que teníamos enfrente debía ser asignado a Japón. Yo no sabía si el élder Eyring me iba a preguntar sobre ese misionero, pero increíblemente lo hizo. Con vacilación y humildad le dije: ‘¿A Japón?’. El élder Eyring respondió de inmediato: ‘Sí, vayamos allí’. Aparecieron en el monitor las misiones de Japón, y en el acto supe que el misionero debía ir a la Misión Japón Sapporo. El élder Eyring no me preguntó el nombre exacto de la misión, pero asignó al misionero a la Misión Japón Sapporo.

En lo profundo de mi corazón me sentí muy conmovido y sinceramente agradecido al Señor por permitirme tener esa impresión, y saber a dónde debía ir ese misionero. Al terminar la reunión, el élder Eyring me testificó del amor que el Salvador tiene por cada uno de los misioneros asignados a salir al mundo a predicar el Evangelio restaurado. Dijo que es por el gran amor del Salvador que Sus siervos saben a dónde deben ir a prestar servicio esos maravillosos hombres y mujeres jóvenes, misioneros mayores y matrimonios misioneros. Recibí un testimonio más esa mañana de que cada misionero a quien se llama en esta Iglesia, y que se asigna o reasigna a una misión en particular, es llamado por revelación del Señor Dios Todopoderoso mediante uno de éstos, Sus siervos”[2].

[1] Historical Introduction, Revelation, 7 March 1832 [D&C 80], Cook, The Revelations of the Prophet Joseph Smith, 170.

[2] Ronald A. Rasband, “El llamamiento divino de un misionero”, Conferencia General, abril de 2010.

(El minuto de Doctrina y Convenios)