Doctrina y Convenios 118 se produjo después del regreso de los apóstoles Heber C. Kimball y Orson Hyde de una exitosa misión en Inglaterra. Wilford Woodruff mencionó más tarde que “[Doctrina y Convenios 118] es la única revelación que se ha entregado desde la organización de la Iglesia, que yo sepa, que tenía [un] día y una fecha señalada”[1]. La revelación especificaba no solo el día exacto, el 26 de abril de 1839, en que se cumpliría la revelación, sino también el lugar preciso para “el sitio donde se edificará [la] casa [del Señor]” (DyC 118:5): Far West. El presidente Woodruff recordó más tarde: “Cuando se dio esa revelación, todo se hallaba en relativa paz y tranquilidad en esa tierra”[2]. Sin embargo, un año después, cuando llegó el momento de que se cumpliera la revelación, las condiciones en Far West habían cambiado radicalmente.

En el año siguiente a la revelación, Thomas B. Marsh, presidente del Cuórum de los Doce, había apostatado. David W. Patten, el siguiente en antigüedad, fue asesinado en la Batalla de Crooked River. José Smith y otros líderes de la Iglesia languidecían en la cárcel de Liberty, y el gobernador de Misuri, Lilburn W. Boggs, emitió una orden de exterminio literal contra los santos. El presidente Woodruff señaló que “los habitantes de Misuri habían jurado que si se cumplían todas las revelaciones del ‘viejo Joe Smith’, [DyC 118] no debería cumplirse, porque tenía un día y una fecha”[3].

Al reconocer el peligro de regresar a Far West, Brigham Young, ahora Presidente de los Doce, preguntó a los demás miembros del cuórum: “¿Qué haremos con respecto al cumplimiento de esta revelación?”[4]. Varios líderes presentes en la reunión, incluido Joseph Smith, padre, aconsejaron a los Doce que no pusieran en peligro sus vidas, diciendo: “El Señor tomará la intención como hecho”. Wilford Woodruff recordó: “El Espíritu del Señor descansó sobre los Doce y expresaron: ‘El Señor Dios ha hablado; cumpliremos con esa revelación y mandamiento’”[5].

Temprano en la mañana del 26 de abril de 1839, Brigham Young, Heber C. Kimball, Orson Pratt, John Taylor y otros se reunieron en el lugar del templo en Far West. Llevaron a cabo un breve servicio en el que ordenaron a Wilford Woodruff y George A. Smith como apóstoles, cantaron un himno en voz baja y ofrecieron oraciones. Al final de sus oraciones, el grupo colocó una piedra en la esquina sureste del templo. Luego se marcharon en silencio. Al salir de la ciudad, Theodore Turley, un Santo de los Últimos Días que había acompañado a los Doce a Far West, no pudo resistirse a detenerse en la casa de Isaac Russell, un apóstata que aún residía en la ciudad, para decirle que la revelación había se ha cumplido[6]. Una historia posterior compilada bajo la dirección de José Smith registra:

Mientras los santos se iban de la reunión, el hermano [Theodore] Turley le dijo a [John E.] Page y [Wilford] Woodruff: “Deténganse un momento mientras me despido de Isaac Russell”. Y tocando su puerta, llamó [al] hermano Russell y su esposa respondió: “Pase, es el hermano Turley”. Russell respondió: “No es, él se fue de aquí hace dos semanas” y se mostró bastante inquieto. Pero al constatar que era Turley, le pidió que se sentara, pero él respondió: “No puedo; mis compañeros se irán sin mí”. ¿Quiénes lo acompañan? preguntó Russel, “¿los Doce?”. “Los Doce”. “Sí, ¿no sabe que este es el día veintiséis y la fecha en que los Doce debían despedirse de sus amigos en los cimientos de la Casa del Señor para ir a las islas del mar? La Revelación ya se ha cumplido y yo me voy con ellos”. Russell se quedó sin habla y Turley le dijo: “¡Adiós!”[7].